SOUND CITY: REAL TO REEL (2013)

“Sound City, that’s it, man”, y así es, con el cierre de los estudios de grabación de Los Ángeles, se abre su homenaje in memoriam con un video documental (dirigido por Dave Grohl) y su correspondiente banda sonora original. Y es que la cuna de algunos de los más grandes discos del rock bien merecía que otros tantos de los mejores artistas que le dieron vida se reunieran para rendirle homenaje. Vamos a ver qué esconde esta especial reunión, pero antes, unos antecedentes. Sound City Studios se consolidaron en la década de los años ’70 con la grabación de algunos de los mejores discos de artistas como Neil Young (‘After the Gold Rush’, 1970), Dr. John (‘Dr. John’s Gumbo’, 1972), Fleetwood Mac (‘Fleetwood Mac’, 1975), Cheap Trick (‘Heaven Tonight’, 1978) o Tom Petty (‘Damn the Torpedoes’, 1979). Durante la década de los ’80, se sumaron artistas como Santana (‘Zebop!’, 1981), Fear (‘The Record’, 1982), Dio (‘Holy Diver’, 1983) y Rick Springfield (‘Living in Oz’, 1982, ‘Hard to Hold’, 1984), pero no fue hasta la década de los ’90, cuando a pesar de la consolidación de los medios digitales, el estudio alcanzó su máxima popularidad. Tal vez, el hecho de que Nirvana registrara su exitoso disco ‘Nevermind’ (1991) tuviera algo que ver… Les siguieron sesiones con Kyuss (‘Blues for the Red Sun’, 1992), Rage Against the Machine (‘Rage Against the Machine’, 1992) Tool (‘Undertow’, 1993), The Black Crowes (‘Amorica’, 1994), y posteriormente Queens of the Stone Age (‘Queens of the Stone Age’, 1998, ‘Rated R’, 2000, ‘Lullabies to Paralyze’, 2005), A Perfect Circle (‘Mer De Noms’, 2000), o Slipknot (‘Iowa’, 2001). También fue santo de devoción de algunos productores, como para el popular Rick Rubin, quien escogió el lugar para la grabación de discos de Red Hot Chili Peppers (‘One Hot Minute’, 1995), Johnny Cash (‘Unchained’, 1996) o Metallica (‘Death Magnetic’, 2008). Del estudio en sí se destacaban dos virtudes: una mesa de mezclas analógica, Neve 8028, y la forma en la que el espacio ayudaba a capturar un sonido de batería muy característico, alabado por Ulrich o el propio Grohl. Cuando el estudio cerró en 2011, el líder de los Foo no pudo llevarse las paredes, pero sí fue lo bastante hábil –y rico– como para comprar la mesa de mezclas e instalarla en su estudio particular. El documental narra este proceso, y muestra cómo varios artistas representativos fueron invitados a casa de Dave para registrar canciones inéditas con esta vieja reliquia. El disco empieza con las primeras palabras de este artículo, para enrolarse con un tema fruto de la colaboración de miembros de Black Rebel Motorcycle Club y Dave Grohl. “Heaven and all” tiene un sonido propio de BRMC, donde logramos volver a disfrutar de Grohl a la batería en un cierre contundente. Le sigue “Time slowing down”, una pieza que contiene la base rítmica de Rage Against the Machine y Audioslave, y que recuerda a este segundo en sus momentos de mayor flaqueza; sus seis minutos de duración resultan excesivos. “You can’t fix this” es la primera canción que sorprende. Grohl ocupa las seis cuerdas para dejar la batería a manos de su compañero en los Foo Fighters, Taylor Hawkins. Estos dos ingredientes ya parecen suficientes para garantizar un sonido interesante, pero lo mejora Stevie Nicks (Fleetwood Mac) a las voces, que aporta una purista voz femenina. Lástima que, nuevamente, la canción resulta alargada innecesariamente.

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