Patricio Rey Y Sus Redonditos De Ricota Con Pablo

Se siente el tufo. En Cemento esa humedad nunca se iba. “Es un criminal… Mambo es un criminal, mambo es un criminal”, dice Solari y un pogo que llena la mitad del galpón se agita. Bajo de Semilla y el pelado estira el isquiotibial derecho, o hace que lo estira. Repiten y repiten, mientras otro pelado, con una remera rajada del chivo, se trepa del escenario. “Criminal mambo” es el tema que (casi) cierra el primer disco de Los Redondos: Gulp!, era el favorito de Luca (“Por qué se habrá muerto ese hijo de puta”, suele repetir el Indio). Luego de algunas pruebas la placa se termina grabando en los estudios de la casa de los Vitale, en Villa Adelina (Jorge Pistocchi, el mismo del festival Pan Caliente, se los había recomendado). Lito Vitale operó la grabación y tocó como invitado, hizo un solo de piano. La autogestión era el modo más decente de solventar sus propias vidas sin resignar el alma. En Patricio Rey hay Declaración de independencia. Llegaron a rechazar hasta Charly García como productor: “Lo hacemos solos”, gruñeron. Entonces en 1985 debutan con su primer larga duración y sellan contrato para presentarlo el 16 y 17 de agosto en el teatro Astros, pero los dueños de la sala deciden dar marcha atrás a último momento (agregan más funciones de Valeria Lynch, SIC). Finalmente, el 23 de agosto, Los Redondos van a parar a Cemento. En esa época lo llenaban a la mitad, dos años después no habría ni lugar para un pelado más. Nacía de esta manera uno de los manifiestos más vivos que tendría el rock nacional, y por supuesto la cultura rock platense. “Gulp! Es Redondo”, fue el título de la nota que salió publicada en la revista Pelo de ese mismo agosto de 1985. Fue en la número 246 y allí Solari todavía era persuadido para explicar algo de su prosa rockera. El impacto del primer disco de Los Redondos fue rotundo pese a que la distribución era prácticamente de Poli (manager) y su mochila. Juan Marciani, cantante y bajista de Encías Sangrantes, dice: “Cuando mi hermana mayor se casó hizo la fiesta en mi casa y quedó la música ahí. Yo tendría seis años. Así que cuando me encontré con todos esos discos me maté escuchando todo, y recuerdo haberme quemado con La bestia pop hasta más no poder. No sé en qué me influenció Gulp!, pero recuerdo que no dejaba de escucharlo todo el tiempo y llegué al punto de no querer ponerlo más”. Santiago, cantante de El Mató a un Policía Motorizado, cierra los ojos y mientras se revuelve los pelos dice: “Me acuerdo de que mis primos escuchaban Los Redondos. Tenían una mesa de billar, íbamos con mis viejos a cenar ahí y siempre hablaban de Los Redondos. De rebote me llevaba eso: me parecía una cosa muy extraña, no era lo que uno estaba acostumbrado a escuchar en la radio, ahí había muchos colores. Desde Los Redondos había oscuridad. Por eso siempre recuerdo la imagen del billar en la oscuridad, era como que tenían un atractivo único. Pasaban por el costado del mainstream y eran rasposos. No se sabía bien qué era, todo con mucha mística. Y más adelante, de grande, empecé a valorar toda la movida independiente de Los Redondos. Siempre lo hacían por el costado donde ocurrían las cosas y eso constantemente abría un camino. Nunca hicieron los caminos clásicos”.

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