El Ángel de los perdedores Bert Sommer por Hans Schulz


Pobre Bert Sommer!, ya nadie se acuerda de él, y eso que su nombre traducido del inglés quiere decir Verano. ¿Y no fue acaso allí, en el “verano del amor”, que su luz brilló como ninguna? Sin embargo su nombre, como ningún otro, se desvaneció con los años en la noche del olvido, como de desvanecen los sueños de una noche de verano.
A los que estamos convencidos de saber todo lo que hay que saber del Festival de Música y Arte de Woodstock del año 1969 siempre se nos vuelve a soprender con una nueva revelación porque Woodstock, último destello de la generación de las flores, está aún hoy lleno de sorpresas. “The Woodstock Diaries” llegó a mis manos a través de una sobrina que lo trajo de Alemania. Su director es el mítico Pennebaker (Monterrey Festival/Dont look back), al que a pesar de haber quedado afuera de la filmación oficial del evento y ante la eventualidad de que los camarógrafos oficiales se quedaran sin cinta, le permitieron filmar junto al equipo de Wadleigh.
Y allí está Bert Sommer, con apenas 20 años a cuestas, interpretando una de sus canciones: “Jennifer”. Si bien todos los músicos del festival, con su música y sus vestimentas, son un fiel reflejo del espíritu de la época, Bert, miembro del grupo de actores del musical “Hair”, simbolizaba en aquel momento y como ningún otro, la iconografía Hippie del momento. Con su apariencia y voz angelical, todos los que lo conocían, estaban convencidos de que era poseedor de un boleto seguro a la fama instantánea. Pero quiso el destino de que no fuera así. El 15 de Agosto de 1969 tocó 10 canciones sobre el escenario y cuando interpretó “América”, legendaria composición de Paul Simon, el aplauso del público pareció no acabar nunca.
El argumento de que no lo incluyeran en el clásico documental de Michael Wadleigh, fue que tocó al final del día, cuando ya el escenario estaba oscuro y que por ello los registros no tenían la calidad necesaria para el documental. Sin embargo, la verdad pareciera ser otra, y como siempre sucede en estos casos, se vincula a las políticas empresariales de los sellos discográficos. Warner Brothers había comprado los derechos de producción y distribución de la película y Bert pertenecía a otro sello, y nadie en su sano juicio quiere promover las ganancias de la competencia. Y fue así como Sommer se convirtió en “el maravilloso bardo olvidado de Woodstock”. Tan olvidado, que hasta se omitió su nombre de la placa oficial del festival en Bethel, N.Y. Cuentan sus amigos, que cuando se enteró que no había sido incluido en el documental ni en los discos del festival, sufrió una crisis depresiva. ¡Había participado en el festival más importante de su generación y lo habían dejado afuera! Irónicamente, su próximo disco incluía un tema que había escrito en Woodstock: “Todos estamos tocando en la misma banda”, algo, que a juzgar por los acontecimientos, ya no hacía honor a la verdad. Sommer sin embargo, junto fuerzas y siguió su carrera musical editando varios discos. Hasta el final de sus días estuvo convencido que fue víctima de una maldición. Escucharlo es confirmarlo. Su actuación en Woodstock es memorable. Para aquellos a los que nos gusta la música, es una verdadera joya digna de un lugar entre las mejores actuaciones de la época.
Incluso con la muerte, Sommer no tuvo suerte. A los 41 años de edad, el 23 de Julio del año 1990, Dios finalmente se apiadó de él, llevándose en andas al ángel de los perdedores
Hans Schulz

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